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30 December 2012

¯036_scrooge

12:58 PM
Hello World,

Ésta creo que tendría que ser la entrada navideña, así que felices fiestas.

En lo personal siempre he sido partidario de los apáticos de esta festividad, o tal vez hoy considerados hipsters, Grinch sería el concepto más apropiado en palabras de Dr. Seuss. Pero mi rechazo hacia la navidad no es por creer en los fanatismos ni por dar importancia a los supuestos orígenes de cada celebración navideña. Para nada, por más claras que tengo mis creencias saben que no soy devoto de tales extremos y que no gastaré líneas contándoles cada barbarie que he oído. 


La RAE posee tres (de cuatro) definiciones para este concepto, a mi opinión, cada una dependiente de la anterior:

Navidad.(Del lat. nativĭtas, -ātis).
1. f. Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
2. f. Día en que se celebra.
3. f. Tiempo inmediato a este día, hasta la festividad de Reyes.

A cuentas resumidas la navidad es un tiempo para compartir, para celebrar, para regalar, para estar con nuestros seres queridos. Mantener esos puntos anteriores hace que la gente sea feliz en esos días, aumente su dadivosidad, sea más compasiva, piense más en los demás, y toda esa sarta de cosas que se debería hacer todo el año pero que se puede hacer en ese tiempo bajo la excusa del Espíritu Navideño, lo cual es bueno. Eso es el ideal, eso todos lo saben. Pero qué sucede cuando no se puede conseguir ese ideal. Qué pasa cuando no se puede celebrar o compartir, o no alcanza el presupuesto para regalar, o cuando no se tiene a los seres queridos. Cómo sin esos puntos se podría mantener la dadivosidad, la compasión y demás atributos del "Espíritu Navideño".

Cada año desde que tengo memoria paso 24 y 31 con uno de mis padres, por lo que mis navidades siempre están divididas, y lo que de pequeño sólo traía un par de lágrimas al extrañar a quien estuviese ausente ya de grande trae otros sentimientos que no se manifiestan físicamente como las lágrimas de mi infancia pero sí tienen su peso, tiempo, y espacio en cada navidad. Es un vacío que los regalos cubren, que los platos navideños no llenan, que ningún canto nevado puede alegrar. A su vez es un vacío que debería sentir todo el año pero sólo lo siento cuando llega ese Espíritu Navideño lo que me trae culpa, resignación... ¿No se supone que deba amar y extrañar a mis padres todo el año? ¿No se supone que su ausencia deba pesarme al saber que no están a mi lado los 365 días del año? y aun así sólo en estos días donde todos rebozan de efímera alegría mi corazón se llena de pesar.

El año pasado dije que pasaría las navidades solo, y este año, en evasión a encarar tales sentimientos estuve a punto de no visitar a mi padre esta navidad. Pero fue allí donde la trillada visita de los fantasmas navideños de Charles Dickens en su obra de 1843 me arrojaron el sombrero de chimenea y ajeno a mis tantos apodos y sobrenombres que he tenido, comenzaron a llamarme con lamento sepulcral: Scrooge

Discutiendo conmigo mismo el verdadero motivo del por qué no quería ir este año y apartando las triviales excusas que mi racionalización ofrece cual galletas con chispas de superficialidad recién salidas del horno, donde la ausencia casi absoluta de tecnología suele encabezar la lista; me di cuenta que todos los años ocurre lo mismo. Mi padre y mi hermano mayor son para mí seres atemporales, a pesar de que los años traen cambios con cada uno de sus días, siempre que los visito siento que les acabo de ver la semana pasada, es como contemplar el desgaste de algún mineral muy consistente al ser expuesto en la intemperie  No me atrevo a mencionar ningún mineral para no ofender a mo~♥ con mi ignorancia en ese tema. Sin embargo lo que sí es cierto es que lo único que muestra grandes cambios en cada año soy yo.

Llegué a la conclusión de que el verdadero motivo por el que no me gusta visitar la casa de mi padre en navidad es por tener que dar la cara a la persona que más odio en este planeta (y no hablo de mi padrastro ni de mi [perdonada] madrastra), hablo de mí. Cada año que voy mientras desayuno puedo ver el reflejo de mi memoria de mí mismo desayunando en la misma mesa exactamente un año atrás, con tanta lucidez como se habla de lo hecho la semana pasada, la misma lucha para salir de las sábanas, puedo recordar con claridad los problemas y tribulaciones que tenía en aquel entonces, todas las promesas y cambios que decidí tomar, pudiendo medir con ello sus frutos y sus fracasos.

Paradójicamente al no tener el arrebato de tecnología que me rodea día a día no tengo lugar al cual arrojar mi mente para alejarla de mí, y cual atracción gravitatoria me veo obligado a tener ese diálogo interno conmigo mismo, a recibir reproches del yo de hace 3 ó 5 años sobre cosas que dije que dejaría y no dejé o cosas que dije que haría y no hice. Tras esa molesta visita de mi fantasma de la navidad pasada ocurre el fantasma de la navidad presente.

El presente sólo dura 1 segundo, pero el tiempo es relativo, los segundos pueden parecer horas cuando se está lejos de la rutina, lejos del mundo en el cuál tras tanto esfuerzo se alcanza el equilibrio mental, lejos de mis 'meatless mondays' de mis 'dual temperature showers' o de mis vampirescos calculados ciclos nocturnos de sueño. Lejos de lo que profanamente suelo llamar vida y un sólo segundo basta para ser horrorizado con la más cruenta cara de mi tan evadida e ignorada bestia que muchos suelen llamar: Realidad. Además, este año aprendí que medio segundo hace más que una gran diferencia

Ya he escrito mucho, a decir verdad, más de lo que me gustaría. No quiero seguir escribiendo, pero no debo anteponer el querer al deber.

El fantasma de la navidad futura la veo en la cara de mi padre, y lo mucho que suelen comentar mi parentesco con él, cada gesto, cada rasgo, cada expresión. Lo cual es completamente cierto, me he descubierto en muchas ocasiones con gestos idénticos a los de él. Sin embargo somos seres completamente diferentes. Por más que le amo, admiro y respeto aun así no quiero ser como él en muchos aspectos, pero sí en otros. Sabiendo y considerando que es la única fecha del año que comparto con él mantengo la visita de éstos fantasmas lejos de mi particular sonrisa y ingenuo sentido del humor para mantener grata mi estadía.

Al final visité a mi padre, y al igual que cada año sentí el sabor amargo en mi despedida y pude ver las mismas líneas que siempre oculta tras su pokerface pero que aún no descifro y espero nunca hacerlo.

No [todo] es malo. si aún están leyendo en esta línea sepan que hay buenas nuevas. Este año, a pesar de que no cumplí con mi palabra, y de lo cual me siento orgulloso, pude recibir uno de los regalos que más quería. El cual fue la cara de ciertas personas tras escucharme decir la frase "...cierra los ojos y pon las manos". Es irónico que decir "cierra los ojos..." haga que la persona los abra más que nunca. Los ojos son las ventanas del alma, mientras más abierta está una ventana mejor se ve dentro de ella, y confieso cierto gusto culposo de ver dentro de particulares ventanas, a mi opinión excepcionales. Lo que vi dentro de cada alma, fue un regalo único para mí. En verdad, Gracias.


Para todos ustedes.


Felices fiestas~


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1 comments:

Greeck said...

Ok, debo decir que noto cierto cambio en tu forma de escribir. Es bueno, tantas horas persiguiendo letras dio sus frutos =D
También, es la segunda analogía que leo en referencia a Mr Scrooge en este diciembre, y debo decir, la tuya fue la que más me causó impresión.
Y tercero: *ghei mode por el último párrafo* ;///; asdasdasaf~